lunes, 22 de abril de 2013

Gota al Viento.

Siempre se ha sabido que cuando el cielo se torna gris es porque algo se avecina, porque algo de ese cielo perfecto no está bien y debe caer. Debe soltarse y coger un nuevo rumbo, como una gota de agua, tan poco única entre otras gotas, voy mirando ese suelo que será mi nuevo destino, voy imaginando posibilidades, caminos y rumbos que pueda tomar en el instante que toque fondo, en ese momento al que le temo, a caer sin poder moverme o simplemente fluir por calles desconocidas, pasando bajo miles de extraños que no determinan a esa gota de otras gotas. Desde arriba no hay mucho que pueda predecir, nunca podemos prevenir lo que no podemos predecir, eso me aterra, que de todas las gotas sea yo esa que cae en un fango de porquerías, esa que cae en una alcantarilla, a un mundo subterráneo donde no tengo nada mas que mis pensamientos y miles de sueños que así como yo, estamos posados bajo tierra, sin ninguna posibilidad de renacer, de surgir de esa miseria en la que estando mil metros sobre la tierra, nunca imaginamos, nunca lo visualizamos y mucho menos, nunca tuvimos miedo a que ese futuro especifico fuera el que caería en nuestros hombros como una avalancha que te deja en soledad, en ignorancia, en miedo de no ver nada, de no poder coger esas cenizas y construir algo de ellas.

Mientras estos pensamientos nublan mi cabeza, siendo el cielo cada vez mas oscuro, mas denso, mas amenazante y rudo, solo me veo atascado en mis pensamientos, ahogado entre miles de caminos de los cuales no siento que pueda decidir, esas rutas simplemente no están hechas para que yo las elija, es algo aleatorio, algo que no está escrito. Quiero caer de ese cielo negro que solo me atormenta, que solo me dice que lo que me espera es esa oscuridad, esa estancia de mi vida en la que la vida no se puede llamar así, no se puede considerar como nada mas que un infierno, uno de los mas crueles, donde así como yo, miles han caído en el con esperanzas y sueños, esperanzas arrebatadas, sueños sucios, olvidados, negados y amordazados. Quiero gritar pero lo que digo es opacado con todo eso que gritan a mi alrededor, quiero saltar pero aun no es el momento de caer, algo mas que no decido yo, porque no es una decisión que tome yo, no es algo que yo pueda elegir, tanto por el destino que me espera si tomo yo la decisión en mis manos o si simplemente me dejo llevar por el destino que se haya ya forjado para mi, ese destino entre muchos otros que están al igual que el mío, a la espera de una hecatombe existencial, de una catástrofe interna, de una vida negada por la vida misma.

Esa agonía, esa incertidumbre, ese destino incierto sé que lo comparto con mas de uno, con miles y miles que así como yo se sienten a punto de lanzarse a una caída libre que puede o no terminar. Ese desespero indescriptible que surge en ese momento cuando las bases de vida actual empiezan a temblar bajo tus pies y no puedes hacer nada para detenerlo, nada para enmendar o simplemente evitar esa tormenta creciente, la impotencia reina en mi mente como una daga en el pecho, la idea de perder ese suelo tangible se ve mas y mas real a medida que mis pensamientos se ven aturdidos por ese destino al que le temo, por ese plano ya no tan plano en el que basaba mis decisiones, por esa vida perfecta que recordándola a minutos de perderla simplemente me genera sonrisas y a la vez lamentos, no arrepentimiento ni negaciones, solo lamentos de no tomar decisiones correctas, de no gozar de ciertas cosas y por otro lado, de llevar al extremo muchas más. No entiendo como un cielo perfecto se pone gris, pero la lógica es infalible al igual que un cielo gris, al igual que ese destino del cual no tengo decisión alguna.

Esperando la caída y sabiendo que lo haré, espero caer donde pueda retomar de esos pedazos de cielo toda la perfección que temía perder, espero caer desde muy alto porque si no caes desde muy arriba solo mereces llegar a esa alcantarilla a la que le temen los cobardes, los fríos de corazón, los renegados al amor y a la aventura. Espero caer donde el suelo me haga renacer, en un campo donde asi como a mi se me da una segunda oportunidad, de enmendar lo malo y seguir mirando al cielo perfecto, espero caer sobre ti, sobre la perfección que emana el amor cultivado en ese suelo, caer al vacío solo si es necesario, caer en las sombras no sin antes ver como metro a metro, mientras caigo, el mundo me muestra lo que vivi, lo que fui y lo que anhelo seguir siendo mientras disfruto, sin dudas ni arrepentimientos, de la vida que fue de esa gota que cae a un destino que desconoce.