Dices adiós, que agallas tienes, que coraje para dejarme sabiendo que nunca te podrás ir por lejos que estés a mi lado. No puedo ver otra solución a esto más que dejarte ir ahora que tu fácilmente me dejaste ir a mi. No veo otra salida, si tu tomaste la primera que viste yo bien puedo tomar la decisión de dejarte, de tomar una mejor decisión y dejar atrás eso que nunca quisiste para ti pero que yo lo único que hice fue planear para nosotros. De repente creo en otro mundo, es decir, nuestro mundo fue perfecto en el más mínimo aspecto. Fue todo lo que pudo pedir alguien quien no pide mucho. Fue lo más neutral en mi vida, lo más puro y sincero, pero cómo todo en la vida tiene su final. Una parte emocionante, un nudo con el desenlace más que obvio. Cómo una buena canción, tiene un crescendo que nos hace sentir que de un momento a otro nuestro corazón saldrá expedido por nuestra boca y teniéndolo en nuestras manos se lo daremos a ese que parece ser el mejor postor, el mejor guardián, ya sabes, el que finja mejor. Después de este momento mágico, viene una calma repentina, un silencio que si algo hace es plantar la intriga en nuestras mentes, nos deja mudos, inmóviles, correr no es una opción porque ni siquiera podrás hacerlo, solo esperas a lo peor, y cuando lo peor es nada, tu no eres nada.
De un momento a otro despierto con la sensación de haber vivido en una burbuja por un tiempo para mi impresión muy corto a pesar de lo largo, muy fugaz a comparación de lo estático que fue. Me gusta despertar, al igual que me gustó sentir, todavía lo siento. Y siento que en un momento determinado volveré a dormir y a caer en ese círculo extraño en el que me vi metido, del que no quise salir y al que, confieso, quiero volver. Alguna vez dije que no soy de los que toma riesgos, evadía cada sentimiento que pudiera sentir, evadía cada sonrisa que me pudieran ofrecer y por un tiempo no hubo minuto, hora, ni segundo en la cual yo pensara en que mi vida dependiera algún día de algo tan humano como lo es sentir. Sé dice que no sentir llega a ser una cualidad, lo es. No sentir nos cierra tantas puertas cómo las que nos abre, pero al abrirse ciertas puertas con el corazón vació lo único que encontramos son depredadores hambrientos, trampas ocultas, miedos del pasado, fantasmas de lo que fue y no volverá. Así fue cómo aprendí, abriendo puertas equivocadas, cantando a Lunas regaladas mil veces, pintando en lienzos baratos, escribiendo con tinta invisible. Así se aprende y así se sigue adelante.
"Las manos que dicen adiós son pájaros que van muriendo lentamente..."
Mario Quintana
Nadie está protegido contra un adiós. Nadie por más preparado puede estar listo para dejar que algo se vaya de nuestras vidas, no así de rápido, no así de fácil, no así porque si. Eso es un defecto terrible en nosotros los humanos, nos apegamos tanto a algo que en el momento de decir adiós no sabemos manejarlo, por eso es que chocan nuestra emociones, por eso es que batallamos en nuestra cabeza días, meses y hasta años con algo que no supimos controlar. Por eso es que escribimos al viento, por eso es que amamos cierta parte nuestra donde somos personas inimaginables, oscuras y siniestras, pero honestas con nuestro mal que aunque muchos lo nieguen, ahí está, latiendo en tu corazón abandonado, peleando por salir. No pueden negar que la rabia es el sentimiento más difícil de controlar después de despegarnos de algo. Cuando decimos adiós lo decimos sin pensarlo, lo decimos porque es lo mejor, pero nunca lo decimos en serio, no si eso de lo que nos despedimos fue algo que encontró nuestra vida y que hizo que esta vida sintiera, retuviera, mantuviera y amara. No es fácil, no es justo tampoco, pero la vida nunca lo será, siempre habrán injusticias, caminando por la calle un día normal seguramente se les acabarán los dedos de pies y manos para contar los desequilibrios que se pueden llegar a ver en un simple viaje de 30 minutos. La vida nunca será lo suficientemente mala hasta que empiezas a comparar, nunca lo hagas. Nunca hagas paralelos, sean los que sean, algo saldrá mal.
"Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida."
Mario Benedetti
Me dices Adiós. Bueno, hay partes en tu adiós que no entiendo. La palabra la entiendo, el sentimiento lo conozco, la mirada es lo que me perturba. ¿Cómo puedes decir adiós si tus ojos gritan que te sostenga y nunca te deje ir? Cómo puedes siquiera contemplar una respuesta a tus palabras cuando lo único que puede salir de mi boca es un lamento sordo, cómo puedo decir adiós si mi cuerpo te está diciendo que nunca te vayas. No puedo ni pensar en decirle adiós a algo que lo único que me da es bienvenidas, simplemente no lo entiendo. No voy a batallar guerras donde sé que perderé, no por ser débil, no por dejarte ganar, no por ser condescendiente con tus palabras, es simplemente algo que nunca haré porque nada de lo que diga te destruirá, nada de lo que haga te cambiará por que no hay nada que yo quiera hacer, decir o hacerte entender para que lo que eres, lo que fuiste y lo que serás, cambie. Dime adiós las veces que quieras, dilo en cualquiera dialecto, lengua, lenguaje, sonido o ademan que puedas, te lo responderé cómo solo yo sé responder, quedándome donde estoy, peleando por lo que creo, creyendo en mis batallas, perdiendo el tiempo... el que solo a ti te pertenece.
Nunca diré adiós, cuando lo diga no me creas. Nunca diré que te deseo lo mejor porque no quiero que lo mejor no esté a mi lado, nunca me oirás decir esas mentiras que se dicen los enamorados, nunca diré que te bajaré una estrella, nunca mi amor te llevará a la Luna y no pintaré el cielo de otro color. Pero demonios, como te amaré! De una forma lógica, de una forma humana, de una forma poética y aterrizada. Cruel y tajante. Sencilla pero sincera hasta el ultimo aliento. Así amo yo, en el suelo, contigo en el más bajo de los mundos, ahí estamos, ahí nos quedamos y ahí nos amamos. No digas adiós sin haberme dado la bienvenida. No digas 'te quiero' sin saber que es lo que quieres, nunca digas adiós sin conocer primero de que te estás despidiendo.
"Tú sueñas, ay, tú duermes, tú conoces el día; tú me dices adiós y adiós es 'nunca'."
Armando Uribe Arce